Hace unos pocos años atrás, cuando nos decían “hay que invertir en la red de computadores de la empresa”, la mayoría de nosotros nos traíamos a nuestra mente el conjunto de pantallas y CPUs instalados sobre cada escritorio unidos por un punto común y fundamental: un data center.
En el mundo actual, esa imagen ha sido reemplazada completamente pues se ha ido dando una nueva panorámica tecnológica. Hoy en día tenemos un ir y venir de notebooks, celulares y otros dispositivos móviles que se conectan y desconectan una y otra vez a una llamada “nube”, la cual permite interactuar continuamente con un sinfín de servicios, plataformas y aplicaciones que cada usuario requiere para su trabajo, temas cotidianos, y la vida en general: Microsoft's Office 365, Salesforce.com, AWS, Azure, Google Cloud Platform, entre muchas otras.
Se trata de un conjunto de máquinas y equipos que envían y extraen datos manipulados por personas que requieren de un acceso siempre y en todo lugar.
La dificultad está en que esas redes diseñadas e implementadas en la vieja era no ha podido mantenerse actualizadas, y la gran mayoría no han evolucionado mucho desde la antigua época de los data centers. En vez de una renovación o actualización seria y con propósito se procede más fácil y rápidamente con instalaciones de parches y soluciones parciales y de corto plazo. Además de que esas soluciones son montadas sobre una red (la red tradicional) que como bien suponemos, no soporta tal volumen ni peso. Tal es así que grandes empresas destinan casi la mitad de su presupuesto total para redes para mejorar el ancho de banda.
Y debido a la incesante demanda de nuevos y mejores servicios en la nube, el ancho de Banda que se necesita es casi un 30% mayor que el que se tenía implicando además un costo adicional de aproximadamente el mismo porcentaje.
Realmente lo que se ve en la mayoría de los casos es la “llamada” adaptación a un sistema basado en la nube es normalmente tratado más cómo un arreglo adicional a la infraestructura que a un esfuerzo real y concreto de estar en la nube.
Y eso nos lleva de manera inevitable al enfoque de los parches donde los problemas se terminan abordando sólo cuando algo se rompe o falla.
Podemos decir que las empresas están en una especie de deuda tecnológica no resuelta donde sus profesionales a cargo de las redes dedican sus esfuerzos y presupuestos a desarrollar las mismas tecnologías tradicionales u originales en vez de abocarse a las necesidades futuras del negocio.
Debieran haber acciones prioritarias de actualizar la red corporativa para que ésta pueda ser capaz de responder con eficiencia y calidad a las necesidades tecnológicas de la organización y al mismo tiempo pueda servir a las necesidades de conectividad ininterrumpida a los datos, las aplicaciones y a las plataformas desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Esto involucra la capacidad de:
Por consiguiente, los expertos señalan 5 pasos para contar con una red corporativa actualizada:
En síntesis, el futuro de las redes es claro: las empresas necesitan abandonar el enfoque de arreglos rápidos y reactivos y de parches de corto plazo para concentrarse en realmente tener y mantener una red en la nube que erradique gran parte de los problemas que conlleva una red tradicional como lo son la falta de innovación, los costos elevados, la latencia en las soluciones, y los altos riesgos de fallas y downtime. Bajo un esquema de red en la nube se logra una escalabilidad instantánea, una automatización más ágil, más flexibilidad y mejor seguridad para todos.
Actuar con innovación, “pensar fuera de la caja”, encontrar soluciones a necesidades o problemas, agregar valor a lo que hacemos, está todo en el ADN de Konexa. Te invitamos a hacernos llegar tu necesidad para ayudarte a encontrar soluciones eficaces.