La transformación digital es el proceso mediante el cual las compañías incorporan la tecnología en todos sus procesos de negocios con la finalidad de aumentar su eficiencia, incrementar sus niveles de rendimiento o performance, dar mayor agilidad a sus procesos de cara a los clientes, y en suma, desplegar su mayor potencial empresarial para garantizar su sostenibilidad.
La transición hacia la transformación es un recorrido que cada empresa realiza de manera diferente pues está marcada por múltiples factores que van surgiendo a lo largo de este camino y que a su vez, son determinados por el foco estratégico que se quiere imprimir a dicha transformación. Por mencionar algunos escenarios, una empresa pudiera haber identificado su necesidad de conocer las necesidades que gatillan la preferencia y compra de ciertos productos y/o servicios, y por ello, buscaría como parte de su transformación digital, la incorporación de herramientas que permitan la gestión de grandes volúmenes de datos que permitan la elaboración de matrices predictivas de comportamiento por parte del consumidor. Otra organización, podría plantearse la necesidad de mejorar sus procesos productivos a través de la puesta en marcha de más y mejores equipos que funcionen mediante Inteligencia Artificial.
Independiente del contexto y objetivos para realizar dicha transformación, el implantarla requiere de una nueva forma de conducir y gestionar el negocio que a su base es determinada por la exigencia de repensar cómo se están haciendo las cosas, o mejor dicho, exige la necesidad de analizar los procesos internos y la organización misma para reconocer dónde y a qué nivel se detectan espacios de mejora sustanciales. En otras palabras, implica un ejercicio no menos significativo de mejora continua que a la larga asegurará que el proceso de transformación digital sea exitoso.
Comencemos por entender que el concepto de transformación digital tiene a lo menos un par de acepciones que normalmente se utilizan de manera sinónima: es el proceso de traspasar información desde un formato análogo hacia uno digital, tal como cuando se escanea un documento físico y lo guardamos en alguna carpeta dentro de nuestros computadores. Igualmente en esta categoría, se encuentran las cada vez más frecuentes firmas electrónicas.
Adicionalmente, se entiende por digitalización el uso de herramientas y tecnologías para la implantación o fortalecimiento de procesos y proyectos de negocios, tales como la inserción de plataformas, aplicaciones o dispositivos diseñados para mejorar algún proceso productivo determinado, la creación y salida al mercado (“Go-to-market processes”). Todo ello, más allá de involucrar a un área determinada, en los ejemplos anteriores, el área de Producción o Productos por mencionar algunas, es parte de una transformación organizacional que necesariamente implica a todas las áreas de la empresa y para lo que se requiere un cambio en la forma de pensar y hacer empresa.
Surgirán probablemente nuevos procesos a llevar a cabo, nuevos procedimientos, nuevos enfoques de trabajo, soluciones distintas, nuevas metodologías para interactuar y relacionarse entre sí, entre muchos otros impactos que inicialmente, por cierto, implicarán lo dicho anteriormente: un cambio en la forma de pensar y hacer empresa.
Y aun así con estos factores en mente, ¿por qué es importante efectuar una transformación digital?
Hace unos 5 a 7 años, la transformación digital era realizada por empresas que buscaban diferenciarse de su competencia mediante procesos más ágiles, exactos y de cara al cliente. Luego vino la pandemia que afectó ampliamente a todas las empresas, independiente de su nicho industrial, y de alguna forma impuso el reto de tener que generar cambios sustanciales a los procesos (fueran productivos o de servicios) con el fin de responder con más eficacia a un mercado impactado por el fenómeno mundial del COVID 19.
Hoy en día el subir a la Nube o el gestionar Big Data ya no es una opción para muchas de las empresas. Más bien, corresponden a definiciones estratégicas que ocupan gran parte de las mesas de comités directivos, juntas ejecutivas, y otros stakeholders, y que necesariamente se materializarán mediante un proyecto de Transformación Digital.
El efecto de la pandemia, no hizo más que acelerar de manera evidente la necesidad imperiosa de efectuar un salto al mundo digital para la gran mayoría de las organizaciones; de hecho, estudios recientes demuestran que aquellas que han sido más exitosas en la implementación de modelos de transformación digital, han crecido dos veces más que las empresas que han enfrentado gaps a lo largo del recorrido. Incluso aquellas que han invertido una parte significativa de sus presupuestos, han visto rentabilizada notoriamente su inversión en más clientes, mejores procesos, más agilidad en los mismos, entre muchas otras ganancias, sin dejar de mencionar, el sacar una ventaja notoria respecto de la competencia.
¿Cuáles son las consideraciones a tener presente al realizar una Transformación Digital?
En primer lugar, nos estamos refiriendo a implementar un proceso estratégico que implica re-analizar, remover y adaptar muchos de los componentes tradicionales de una organización. Al igual que una mega renovación de nuestra casa u oficina, necesitamos contar con un plan que nos vaya señalando la hoja de ruta, hitos, condiciones, y por qué no, las advertencias a tener presente en un proyecto de esta naturaleza.
Si bien, hablar de transformación digital es referirse a un tema bastante novel y con poco historial a sus espaldas, sí podemos revisar el estado del arte de lo que las compañías que se han abocado a dichos procesos han establecido como puntos a considerar. Y que enumeramos a continuación:
1. El concepto de empresa tecnológica
En la actualidad, ser una empresa de tecnología no se limita sólo a pertenecer al nicho tecnológico. En realidad toda empresa es una empresa tecnológica pues es allí donde se encuentra el cerebro de su negocio, el área neurálgica donde se centralizan y gestionan sus operaciones, sean éstas de carácter productivo, manufactura, transporte, servicios, logísticos, etc. etc. El core del negocio sigue siendo los procesos propios de su industria, pero las metodologías en que se administra, analiza, y gestiona dicho core necesariamente deben estar tecnologizadas si se quiere perdurar en el tiempo y de manera exitosa.
2. Reconceptualización del cliente
Como muchos de nosotros ya hemos constatado, el perfil del cliente ha cambiado siendo hoy un tomador de decisión informado, competente y que precia su producto o servicio no sólo en el valor material del mismo, sino en la intangibilidad que se le ofrece: calidad, eficiencia, valor agregado, satisfacción, entre muchas otras variables que inciden en la toma de decisiones. Y para suplir dichas demandas, la tecnología se ha transformado en un aliado poderosísimo para las compañías que poner al cliente en el centro de su foco de negocios, liderado hoy en día por metodologías llamadas “Customer-Centric”.
3. Realineación de las operaciones
Como hemos venido señalando, es crítico acomodar los procesos de negocios en todo el amplio sentido dando cabida a la adopción de nuevas formas de trabajo donde la agilidad y la innovación tengan pleno florecimiento. No obstante, una bandera amarilla que levantan las empresas que ya vienen de vuelta, en cierto sentido, en procesos de transformación digital, tiene que ver con que esta realineación sea consistente y coherente con el punto anterior, es decir, con lo que el cliente quiere y necesita.
4. Gestión del cambio
El estado del arte nos dice que del 100% de las empresas que fallan en efectuar la transformación digital en los niveles esperados, un 90% ha dado evidencia de carecer de un plan de gestión del cambio que posibilite que los equipos humanos detrás de esta transformación tengan las capacidades, competencias y voluntades de hacer un trabajo digno de reconocimiento. Miedos, paradigmas, falta de confianza y accountability baja son algunos de los factores que están presente en las empresas que no logran concretar sus procesos de transformación.
5. Flexibilidad tecnológica
Otro punto que se nos indica tiene que ver con permanecer abiertos a la adopción de una nueva herramienta tecnológica en caso que la elección realizada no esté dando frutos. A veces el corregir o parchar termina siendo más costoso que el desechar cuando algo no está rindiendo el estándar esperado. Junto a ello, la oportuna y valiente toma de decisiones del board o comité ejecutivo es crucial.
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